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Con Aurisilva intento crear momentos visuales que permitan evocar vivencias que la memoria ha dormido con el discurrir del tiempo. 
En ella me acerco personalmente a una naturaleza amiga, que nos observa y a la cual necesariamente por repetitiva o esquiva, ignoramos.
 
Pequeñas hierbas que crecen alrededor de nuestros pies, arremolinadas por el viento, insignificantes.
 
Troncos oscurecidos por la lluvia que habitan el espacio de sus hojas caídas, luchando por impedir que la maleza las profane.
Danzarines silenciosos y casi eternos.
Hebras de luz que dibujan estrellas junto a mis pies, que pasan desapercibidas.
Paisajes que nos miran sin ser vistos, que se abrazan ante nosotros.
Sueños.
Son visiones desde el interior que conforman un pequeño universo de emociones compartidas con el espectador, con la sensación de descubrir un escondite donde hay historias que suceden, muy lentamente, tanto que escapan a nuestra efímera mirada.
Aurisilva deja su huella frente a nosotros, sólo tenemos que detenernos y mirar.
Marcos Ravelo
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